El primer detergente líquido moderno fue inventado en la década de 1930 por un químico alemán llamado Otto Rohm.
Rohm desarrolló un detergente líquido que fue comercializado en Europa y luego en los Estados Unidos. Este nuevo detergente líquido fue revolucionario, ya que no contenía los fosfatos que se usaban comúnmente en los detergentes en polvo en ese momento.
Los fosfatos son sustancias químicas que se usan para suavizar el agua y mejorar el rendimiento de limpieza del detergente en polvo. Sin embargo, también tienen un efecto negativo en el medio ambiente, ya que pueden contribuir a la eutrofización de los cuerpos de agua. La eliminación de los fosfatos en el detergente líquido de Rohm lo convirtió en una alternativa más respetuosa con el medio ambiente.
El detergente líquido de Rohm también fue más efectivo para eliminar las manchas que los detergentes en polvo de la época. Además, no dejaba residuos en la ropa, lo que significaba que las prendas se mantenían frescas y limpias por más tiempo. Estas propiedades hicieron que el detergente líquido de Rohm fuera muy popular entre los consumidores.
Hoy en día, el detergente líquido es una parte esencial de nuestra vida cotidiana. La mayoría de nosotros lo utilizamos regularmente para lavar nuestra ropa y mantenerla limpia y fresca. Gracias a la innovación de químicos como Otto Rohm, podemos disfrutar de un producto que es más efectivo y respetuoso con el medio ambiente.
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